
He vuelto. Se que voces agoreras y malintencionadas pululan por ahí que sólo escribo cuando gana el equipo de mi amigo personal Diego Ferrari. La verdad es que estoy muy deseoso de gritarles a los cuatro vientos una palabra que resonó mucho en diversos comentarios del blog (CHUPENLA) pero mi educación, mi moral y mi compromiso con el periodismo serio, objetivo y transparente me hacen evitar tal exabrupto, que no haría más que manchar mi imagen ante los ojos de “personas” que ni merecen leer mis comentarios.
Pero como soy un tipo democrático, acepto todas las disidencias y prometo, para el año que comienza, ser un poco más ecuánime (si eso es posible) con mis críticas a la pobre performance sabatina de este grupo de individuos que dicen practicar “fútbol”.
Pasado el prólogo en el que siempre debo explicar algo (ya me siento Corach en la puerta de su casa atendiendo a los periodistas) encararé el arduo trabajo que significa comentar algo tan feo para la vista y tan duro para los que apreciamos el buen deporte.
¿Qué se puede decir acerca de lo que aconteció el sábado pasado en el “Monumental de la Calle Marconi”? Simple: un equipo quiso jugar e intentó siempre ir para adelante mientras que el otro, influido por la desmotivación de una de sus principales figuras, se apichonó, esperó en su área y sufrió una dura goleada que lo marcará a fuego, por lo menos, en los próximos cuatro días.
El partido se jugó el sábado a las 16 horas con una temperatura de alrededor de 50º en el campo de juego. No quedaba otra que ver algo espantoso. Si estos “pibes” con una temperatura normal juegan de mal para abajo, imaginase, querido lector, lo que habrá sido este desaguisado deportivo.
Se pueden destacar varias cosas interesantes en este encuentro, comenzando por la previa. Ferrari Jr. Y Ferrari Sr. llegaron con puntualidad inglesa a la esperada cita sabatina. La primera sorpresa fue la llegada a horario de Leo Gómez. Se intuía algo en el ambiente, algo especial y particular. Apenas un segundo más tarde del arribo del querido Leonardo, llegaron juntos Alfonso y la estrella invitada en esta jornada: Fernando Serrano. Si, el tipo dejó los graciosos, incomprensibles y raros pretextos que utiliza para no venir y se dio una vuelta por la querida sociedad y así despuntar un rato el vicio por esto del balompié. Pero ya arrancó cruzado: cuando le fue advertido que solo valía el gol pasando la zona del área y no la mitad de cancha como acostumbra, Serrano arrojó su primera mueca de desagrado ante una medida que consideraba injusta. Este desánimo, este enojo, impactó negativamente en sus compañeros (Alfonso, Ferrari Jr. y Mattera) quienes sintieron en carne propia las quejas de su líder ante cualquier pelota perdida, toque fallido o desacople defensivo.
Enfrente, todo lo contrario. Conciente de sus limitaciones y conocedor de las reglas de juego casi a la perfección el equipo capitaneado por Ferrari Sr. (Capurzio, Gómez y Sánchez), dominó durante casi todo el partido a voluntad, sacando un pequeño lapso donde el rival se puso a un solo gol de diferencia y pudo haber empatado. Pero no les dio.
Ofuscado por su actuación y desanimado por la disposición reglamentaria, el clima, el paro del campo, el aumento de los peajes, la poca muzzarella que le pusieron a la pizza la noche anterior, el mal aroma de Alfonso y vaya a saber uno cuantas cosas más, Serrano, en una actitud que no condice con lo buen tipo que es, abandonó a su equipo dejándole lugar a un Greg Austin que esperaba afuera y miraba el partido con un Miramonti lesionado que sacaba fotos sin parar (el “René Lavand” de la fotografía. Si ven las fotos del juego se van a dar cuenta). De nada sirvió el cambio.
Todo terminó como tenía que terminar. Goleada estrepitosa del equipo de Ferrari Sr. Otro beso al asfalto de Alfonso, quien boqueó toda la semana y se terminó comiendo un tereso de gorila del tamaño del Obelisco (por suerte para el espectáculo no concurrirá la próxima jornada). Espero que Serrano replanteé su actitud y vuelva a la cancha el próximo sábado. Jugadores de su talento hacen falta para equiparar la mediocridad reinante que se desliza atrás de un balón.
Me despido. Les dejo las fotos del partido para que se rían un rato. Felices Fiestas para todos y un consejo de amigo: CHUPENLA.
Pero como soy un tipo democrático, acepto todas las disidencias y prometo, para el año que comienza, ser un poco más ecuánime (si eso es posible) con mis críticas a la pobre performance sabatina de este grupo de individuos que dicen practicar “fútbol”.
Pasado el prólogo en el que siempre debo explicar algo (ya me siento Corach en la puerta de su casa atendiendo a los periodistas) encararé el arduo trabajo que significa comentar algo tan feo para la vista y tan duro para los que apreciamos el buen deporte.
¿Qué se puede decir acerca de lo que aconteció el sábado pasado en el “Monumental de la Calle Marconi”? Simple: un equipo quiso jugar e intentó siempre ir para adelante mientras que el otro, influido por la desmotivación de una de sus principales figuras, se apichonó, esperó en su área y sufrió una dura goleada que lo marcará a fuego, por lo menos, en los próximos cuatro días.
El partido se jugó el sábado a las 16 horas con una temperatura de alrededor de 50º en el campo de juego. No quedaba otra que ver algo espantoso. Si estos “pibes” con una temperatura normal juegan de mal para abajo, imaginase, querido lector, lo que habrá sido este desaguisado deportivo.
Se pueden destacar varias cosas interesantes en este encuentro, comenzando por la previa. Ferrari Jr. Y Ferrari Sr. llegaron con puntualidad inglesa a la esperada cita sabatina. La primera sorpresa fue la llegada a horario de Leo Gómez. Se intuía algo en el ambiente, algo especial y particular. Apenas un segundo más tarde del arribo del querido Leonardo, llegaron juntos Alfonso y la estrella invitada en esta jornada: Fernando Serrano. Si, el tipo dejó los graciosos, incomprensibles y raros pretextos que utiliza para no venir y se dio una vuelta por la querida sociedad y así despuntar un rato el vicio por esto del balompié. Pero ya arrancó cruzado: cuando le fue advertido que solo valía el gol pasando la zona del área y no la mitad de cancha como acostumbra, Serrano arrojó su primera mueca de desagrado ante una medida que consideraba injusta. Este desánimo, este enojo, impactó negativamente en sus compañeros (Alfonso, Ferrari Jr. y Mattera) quienes sintieron en carne propia las quejas de su líder ante cualquier pelota perdida, toque fallido o desacople defensivo.
Enfrente, todo lo contrario. Conciente de sus limitaciones y conocedor de las reglas de juego casi a la perfección el equipo capitaneado por Ferrari Sr. (Capurzio, Gómez y Sánchez), dominó durante casi todo el partido a voluntad, sacando un pequeño lapso donde el rival se puso a un solo gol de diferencia y pudo haber empatado. Pero no les dio.
Ofuscado por su actuación y desanimado por la disposición reglamentaria, el clima, el paro del campo, el aumento de los peajes, la poca muzzarella que le pusieron a la pizza la noche anterior, el mal aroma de Alfonso y vaya a saber uno cuantas cosas más, Serrano, en una actitud que no condice con lo buen tipo que es, abandonó a su equipo dejándole lugar a un Greg Austin que esperaba afuera y miraba el partido con un Miramonti lesionado que sacaba fotos sin parar (el “René Lavand” de la fotografía. Si ven las fotos del juego se van a dar cuenta). De nada sirvió el cambio.
Todo terminó como tenía que terminar. Goleada estrepitosa del equipo de Ferrari Sr. Otro beso al asfalto de Alfonso, quien boqueó toda la semana y se terminó comiendo un tereso de gorila del tamaño del Obelisco (por suerte para el espectáculo no concurrirá la próxima jornada). Espero que Serrano replanteé su actitud y vuelva a la cancha el próximo sábado. Jugadores de su talento hacen falta para equiparar la mediocridad reinante que se desliza atrás de un balón.
Me despido. Les dejo las fotos del partido para que se rían un rato. Felices Fiestas para todos y un consejo de amigo: CHUPENLA.
2 comentarios:
y las fotos viejo de mierda!!!!!!!
Parece que voy a irme de vacaciones, sin leer la crónica del 1er sábado del año, donde Ferrari Sr mordió el polvo del Estadio Unico Los Fresnos frente a su amigo personal PP .
Espero que a mi regreso, pueda leer una crónica de dicho evento, dado que me parece que hasta la primera semana de Febrero, el futbol sabatino estará de receso.
Gracias por volver
C.S.B.
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